Ensayo sobre Ciencias Sociales para la Policía Nacional: «Entre Le Bon y el final de Gadafi»

Por Paco V. profesor Centro Andaluz de Estudios y Entrenamiento.

En 1895, Gustave Le Bon, publicó un libro titulado «Psicología de las masas», en el que volcó una mezcla espeluznante de actitudes y valores contrarios a los movimientos sociopolíticos que empezaban a cambiar la aristocrática Historia, sazonados con un supuesto rigor científico. Consideraba que los individuos en masa se despersonalizan para pasar a formar parte de un ser supraindividual, con alma colectiva. Esta supraindividualidad extinguía la esencia racional y noble del Hombre, degradando al sujeto a una existencia similar a la del salvaje, la mujer o el niño; seres todos ellos incompletos o inacabados espiritualmente para este autor. 

Consideró que esa alma colectiva se regía por tres leyes que se daban siempre:

Ley de unanimidad mental: Parece que todo el mundo actúa igual debido a la imitación presente en todas nuestras conductas.

Ley de emocionalidad. Los comportamientos emocionales se deben esencialmente a:

  •         La frustración, motivada por la tensión psíquica en circunstancias puntuales que dan salida a situaciones de agresividad y provocan ansiedad o angustia en los individuos.
  •         La ausencia de normas (anomía), con la consiguiente desaparición o relajamiento de los controles ejercidos por las interacciones entre individuos, saliendo a la luz la problemática subyacente.

Ley de irracionalidad. A nivel individual no aparece de forma pronunciada, ya que uno puede estar respondiendo racionalmente a su situación, pero colectivamente resulta un comportamiento aparentemente irracional.

Felizmente estas atribuciones al comportamiento colectivo han sido superadas con investigaciones sociales que demuestran incluso lo contrario (Allport). No obstante, y más allá del tufo misógino y xenófobo, junto con sintomatología pedofóbica, en la actualidad existen desarrollos teóricos que ven en las leyes lebonianas una base teórica para la violencia colectiva. ¿El final de Gadafi?, ¿quizás su comienzo?. Busquemos una respuesta conjunta.

 

Solicita información sin compromiso








    Te informamos sin compromiso